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Ganadores del I Premio de cartas de amor IES Benicalap

A continuación, os ofrecemos los textos de los autores y autoras ganadores del I Premio de cartas de amor. Muchas gracias a todos los que se presentaron. En breve, anunciaremos el día de la entrega de premios.

GANADORES EN LA CATEGORÍA DE PRIMER CICLO DE LA ESO
Premiados ex aequo: Rubén Flores (2º ESO C) y Diego López (2º V1)
"Mi amada Elizabeth Hammond"

Para Elizabeth Hammond

Querida Elizabeth:
Hola, ¿Cómo estas? Espero que bien. Yo, no tanto, por que, cada día, cada noche, cada segundo que paso sin tu calor, sin tus ojos, sin tu pelo, sin tus besos, sin tenerte entre mis brazos, es como si me arrancaran el corazón y lo lanzaran a un pozo sin fondo y estuviera cayendo por el resto de los siglos.
Cuando veo el río, me recuerda a tus ojos verdes y cristalinos; cuando veo las fresas, me recuerdan tus labios rojizos y sabrosos; cuando veo los girasoles, me recuerda tu pelo rubio y brillante. Cuando cada noche oscurece, y el cielo se llena de estrellas brillantes me recuerda a todo lo que te amo, pero no hay suficientes estrellas en el mundo que demuestren todo mi amor y todos mis sentimientos hacia ti. Te he escrito este poema, con mucho cariño:


“Tus ojos reflejan
luz y bondad,
en mi corazón
presente están,
levantarme sin tus ojos
cruel oscuridad,
si no te veo me muero
de silencio y soledad.
Cada estrella que veo
mi corazón te recuerda.
No se si te pareceré
cursi, por eso te lo digo
directamente: lo mío
simplemente es amor
Te lo digo desde el corazón.”


Espero que te haya gustado, dentro de poco volveré y nos volveremos a ver, mi querida Elizabeth. Espérame por favor, sin ti me muero, De tu amado:

Edward Alexander
Por Rubén Flores

"Reproches y perdones"
Como yo te he querido... desengáñate.
Por las noches en vela... discúlpate.
Por no haberlo hecho antes... perdóname.
Si tú sientes lo mismo... bésame.

Como yo te he querido... desengáñate,
porque sólo somos dos,
Qué más da.
si con nuestro amor nos sobra,
da igual.

Como yo te he querido... desengáñate.
Por no parar de llorar... entérate.
Por no mostrarme ante ti... toma.
POr no hacer daño... miente.

Como yo te he querido... desengáñate,
porque más tiempo no quiero perder,
porque al abismo me veo caer
y al fin, sin ti, perecer.

Autor: Diego López

GANADORA EN LA CATEGORÍA DE 2º CICLO DE LA ESO
Cynthia Catagna 4º ESO A

Queridísimo amado mío Juan Andrés:

Al escribirte estas palabras estoy sentada en el banco de aquel parque en el que nos sentamos por primera vez, es curioso pero el viento sopla suave como aquel día 10 de febrero y eleva suavemente las hojas que han caído por el fuerte viento que horas antes ha soplado.
Hablo con sinceridad, amor mío, cuando te digo que esta vez no sé muy bien cómo empezar.
Antes de todo, te pido disculpas. Ya sé que te preguntarás por qué, pero me resulta difícil y muy fácil a la vez explicártelo, pero lo siento, vida mía , si lo que voy a decir no lo deseas escuchar. Hoy creo que ha llegado la hora de confesarte lo que siento, esto ha sucedido sin ni siquiera imaginarlo.
Amor de mi vida, estas últimas semanas han sido distintas a las demás ya que en mí un sentimiento ha ido evolucionando hasta llegar a este punto en el que temo decírtelo por miedo a que te alejes de mi lado. Sé que tal vez pienses que estoy confundida ya que los mayores dicen que nosotros somos muy jóvenes para conocer el amor, aunque yo creo que, al conocerte a ti, descubría aquel sentimiento y lo sé porque cuando estoy junto a ti siento una enorme felicidad que es como si los rayos del sol del amanecer llegaran hasta el último rincón de mi corazón alumbrándolo completamente y regalándole un color inigualable.
Vida mía, dejo de confundirte ya que al no decírtelo me siento como una paloma que quiere ser libre y volar lejos pero no lo consigue porque no tiene la suficiente fuerza para ir contra el viento, que no va a su favor, pero se irá llenando de valor hasta que al fin un día consiga volar sin obstáculo alguno.
Hoy por fin me llené de valor para confesarte algo que no me permite ser libre y es que yo Te Amo, sí, ¡te amo! y es un amor inocente, puro, y más que nada verdadero.
Ya te lo he dicho, amor mío, ya no hay vuelta atrás, aunque podía romper a pedacitos esta carta y ya jamás llegaría a su destino, pero ello sería como arrancarme el corazón para jamás volver a sentir algo como tal.
Lo que desearía es que este 14 de febrero nuestras almas fuesen como una sola y vayan unidas adonde el destino lo decida.
Viendo una pareja pasar por mi lado, a mi mente llegan recuerdos con tanta claridad que da la sensación de que mi cuerpo y alma se transportan hacia el día 10 de febrero a las 8 de la tarde, cuando el viento soplaba tan suave que acariciaba nuestra piel. También recuerdo que al mirarme a los ojos dijiste que me querías más de lo que pensaba, Tu voz sonaba tan suave y en tus ojos marrones se veía la sinceridad de tus palabras...Con una sonrisa en mis labios recuerdo que acercaste tu boca a mi oído y repetiste de nuevo la frase, me dijiste que no querías que esas palabras el viento se las llevara, sino que fuesen directo a tu corazón.
Al terminar la última palabra acercaste tus labios a los míos y me sentí flotando. Aquel recuerdo lo llevo grabado como si de un tatuaje se tratara.
Amor de mis amores, misterioso es nuestro cerebro que un solo recuerdo lleva consigo miles más.
Ahora te escribo desde mi habitación y por la ventana veo caer las gotas de lluvia, ni eso me quita la felicidad que llevo dentro. Tal felicidad que parece que después de los días del frío invierno viene la primavera a dar color a la vida.
Siempre tuya. Tu chica especial.

GANADORA EN LA CATEGORÍA DE BACHILLERATO
Natalia Hinarejos 2º Bachillerato Mixto

Imagina que susurras con la mirada, negra e intangible, cuatro versos y dos acordes. Río suave. Tú recorres mi sonrisa, besas, muerdes, fuerte. Paseas anular, corazón e índice sobre unos labios contentos, una tierna cadencia de piano. Mis manos, siempre pálidas e inexpertas (…) describen figuras geométricas con carácter abstracto pero determinado, sobre tu espalda desnuda. (…) Y decido quererte levemente más. Y decido no contártelo y arañarte el alma hasta caer rendidos. Tiembla cada recodo de una piel transparente que es la mía, expuesta a la penumbra inmediata que desvirtúa la imperfección y la impericia. La piel, temblando, sonríe, quiere, odia, muerde. El aliento se filtra en cada poro y los dedos los cuentan y los memorizan, uno a uno, lento. (…)
Es ahora cuando caemos rendidos y tu alma descubre algunos arañazos.

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